Año 1479 luchando por la encomienda de Castillo de Garcimuñoz, Jorge Manrique en contra de El marqués de Villena partidario de Juana la Beltraneja, hija de Enrique IV, -aunque en realidad era hija del noble Beltrán, ya que Enrique era impotente y permitió relaciones de su esposa Juana con el noble con tal de tener descendencia- y a favor de Isabel la Católica, Jorge perdió la vida en su última batalla. Coetáneos suyos defienden que murió en Garcimuñoz, otros posteriores en Santa Maria del Campo Rus, lo cierto es que es muy probable que falleciera durante su traslado a Santa Maria en esa senda olvidada que deberían de haber cuidado un poco más y no dejar que se quede en el olvido y su práctica desaparición.
A raíz de la muerte de su padre Don Rodrigo en Ocaña (Toledo), Jorge cayó en decadencia, desobedeció a los futuros Reyes católicos, fue encarcelado, ya eran demasiadas muertes a las espaldas, su hermano Rodrigo, Diego, Pedro en diferentes batallas, y esta última pérdida del hombre que le inculcó el valor de la caballería y las armas desde pequeño. Jorge, con carácter melancólico en su vida y en sus batallas interiores llegó a plantearse hasta el suicidio. No fue necesario, su gran enemigo Pedro de Baeza en la batalla final del poeta le atravesó con la lanza, y le dejó herido de muerte.
Antes y donde estaba ubicado su campamento, un sitio estratégico para que los enemigos no les descubrieran, Santa Maria del Campo Rus, posiblemente dejó escritas las coplas más famosas de la historia: Coplas a la muerte de su padre. Y no en la cárcel de Baena como siempre se ha dicho, quizás por que queda más romántico.
Jorge como dijo Azorín: etéreo, frágil, sutil, quebradizo, supo plasmar como nadie lo que ya Heráclito hablaba 500 años antes de Cristo: Todo como un río, en un constante fluir, no hay nada permanente.
Hoy Jorge te recuerdo, quizás porque nací muy cerca de donde tú diste tu último suspiro y hoy mis palabras te las dedico a ti, guerrero y poeta que como dijo Lope de Vega: Tus versos deberían escribirse en oro. Otro posterior, Pablo Neruda; que habías sido uno de los mejores poetas de todos los tiempos. Así lo pienso yo también.
Entre todos los poetas míos tiene Manrique un altar (Antonio Machado).
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